algunasveces.

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martes, 22 de mayo de 2018

Hoy todo parece más claro, pero la claridad se inunda bajo una sensación de vacío interminable.
He descubierto muchas cosas sobre mi, como por ejemplo que se me dan mejor las frases cortas, que soy vulnerable pero no sé cómo afrontar la vulnerabilidad. Que estoy llena de energía, pero que estoy rota, y las piezas están repartidas dentro mío como todos los acrílicos encima de mi cama, como la polera que aún no doblo encima de la cómoda. Que sé que no se puede, pero quiero, quiero con todo lo que tengo. Esa es una cadena dura. No sé si vaya a romperse, o te vaya a extrañar el resto de mi vida. Que aunque sé que es estúpido, siempre creí en el amor verdadero, y se fue. Dejé escapar otras oportunidades, pero esta vez sentía que era correcto, que estaba en la edad correcta, que lo tenía todo para no aburrirme nunca de su cara, la forma de su espalda, los abrazos de la mañana, un mensaje entremedio de la mañana, una película que nunca iba a terminar de ver porque me quedaba dormida, un brazo bajo el que me pudiera refugiar cuando sentía que nada valía la pena.
También descubrí lo último: cómo todo puede dejar de valer la pena, y de un momento a otro significarlo todo. Aveces ya no se me ocurre cómo continuar, qué actitud tener, con qué cara mirar al resto, ¿qué dirán ellos de mi?, ¿soy rara?, a veces nada importa.
Escribo aquí mi deseo: te amo, no importa nada de lo que pasó, te amo y si es posible deseo desde lo más profundo de mi que algún día, cuando ambos estemos sanos y felices, podamos compartir nuevamente ese amor infinito que pareciera que jamás desaparecerá. Te esperaría mil años, en secreto, haciéndole creer a todos que ya no me importa, fingiendo indiferencia cuando sepa que encontraste alguien más con quien compartir tu vida, cuando te vea abrazándola a ella en mis pesadillas, y despierte con un dolor en el pecho, voy a fingir que no importa, porque "la vida sigue", y yo voy a seguir siempre con un pedacito de mí descongelado por si acaso el destino quiere que te vea otra vez.

martes, 15 de agosto de 2017

Cerca del límite de las cosas, puedo diferenciar a veces, y a ratos, lo que pasa con el mundo entero. Me vuelvo omnipresente y creo circunstancias alternas que difieren de la realidad, pero que se incrustan en ella, formando vórtices de surrealismos.
Ayer era alguien, hoy soy otra, mañana tal vez no sea nadie. Pero puedo verlo. Lo veo distorsionado y evalúo qué realidad me tocará el miércoles, y luego el próximo miércoles, y el siguiente, que será cada vez más raro, desconocido, incomprensible para mi cabeza que da vueltas pensando cómo alterar la realidad de nuevo. Y es que me dijeron que yo siempre iba a conseguir lo que quería, pero ¿qué quiero?, ¿quiero esto?, ¿por cuanto?. Ahora lo quiero hasta el infinito, mañana no lo sé, y tu tampoco.

domingo, 6 de noviembre de 2016

No me interesa compartir nada.
Ni un cigarro, ni un acercamiento de lo que podría ser, ni un comentario superficial sobre cómo debería estar ordenada la cama.
Me interesa ganar, ganarte. Que rabia y qué raro. Aún sabiendo que aquí sentado al lado mío podrías leer esto en cualquier momento, me quedo con saber que lo que pasa en mi cabeza se queda ahí y aveces se plasma acá, donde yo pueda volver para leerlo y pensar un poco en qué chucha estaba pensando.
No sé cómo abordar la situación. Me siento inferior, rara, distante, y siento que tu sientes lo mismo, y lo odio.
¿Qué te tengo que decir ahora?

sábado, 10 de septiembre de 2016

Bueno, para seguir con la autoreferencia, quisiera decir lo mucho que me cuesta dejar de cargar culpas.
Soy la weona más culposa que existe, siento culpa por los bichos, los animales, los niños, la gente a la que no le hago favores, la gente a la que le hago favores y me los quiere devolver, porque si, porque no, porque en volá.

Bonus

Claramente hay personas mejores que yo.
Ya sé que no soy la mejor en nada, pero... por qué creo entonces que soy la puta ama?
Hoy, después de tanta wea, me doy cuenta de que en vez de haber evolucionado en una mejor versión de mi, intenté alejarme de mi misma lo más posible.
El problema es el siguiente: me gusta el ahora. Me gusta estar feliz sin tener que pensar demasiado las cosas, relajarme, vivir del recuerdo pasajero, qué sé yo. Pero ahora leyéndome, siento que hay una parte de mi que se quedó olvidada en lo más profundo de la caótica adolescencia.
A mi me gustaba escribir, me gustaba la música rara (ya no la quiero escuchar más, me apesta), me gustaba vivir en una nube, y a la vez no me gustaba nada de eso. Lo odiaba, lo odio.
He llegado a pensar incluso que las personas tristes son más inteligentes, o al revés, que las personas inteligentes tienen muchos motivos para estar tristes. Si nos vamos en la reflexión, de hecho, fácilmente nombro aquí y ahora 3 razones para dejar de creer que hoy es un día la raja. Y con respecto a esas tres razones, puedo escribir un libro, hacer una pintura, fundar mi propio partido político, y mandar todo a la mierda si quisiera.
Igual me voy por las ramas, pero resulta que las cosas se me están complicando, porque quiero ser feliz y quiero ser reflexiva otra vez. La verdad es que no es que haya dejado de serlo, simplemente logré que cada reflexión, cada canción, cada escena de película antigua que me hiciera pensar en esto, desapareciera en dos segundos, en volá menos.
Estoy cagá de sueño, y escribo con coa pa alejarme aún más de lo que era antes.

domingo, 4 de septiembre de 2016

pensamiento diario

No quiero enfrentar la realidad, me da paja. Debe ser porque soy débil, porque si fuese fuerte, podría soportar la angustia de la presión que se impone al tener que hacer las cosas. En cambio me quedo tirada, incluso evito pensar, evito contactarme con la realidad, y pienso que se debe a que ya no quiero volver a ser como era antes. Ya no quiero volver a escribir algo y sentirme rara, sentir que soy extraña, que pienso demasiado las cosas.
Porque en el fondo, ¿soy extraña? ¿soy rara? si.
¿Soy una imbécil o sigo siendo inteligente después de todo esto? y, más aún, ¿por qué me esmero tanto en dejar de serlo? Y por qué me sigo preguntando weas si en el fondo ya sé la respuesta.
Si, ya sé la respuesta, ¿o no la se? Todo se va de mi cabeza muy rápido. Hay que evitar esos pensamientos, hay que cubrir lo desagradable, hay que evitarlo...
Además, y en pos de que esto realmente sea un pensamiento diario, me pregunto por qué tengo que involucrar siempre lo que siento a cada evento de mi vida, cómo es posible que me cueste tanto separar una cosa de la otra, ¿cuál es la receta para hacerlo? si la tuviera, juro que la aplico inmediatamente, porque no me gusta. No me gusta saber qué siente el otro, saber si lo hice sentir mal, saber si está incómodo, o cómodo, no me interesa, entonces, por qué? touste? (hasta me puse china)
Fin de la mierda, mejor me pongo a hacer planos y me dejo de webear.
Querido blog, estudio arquitectura, que se sepa. (Y juego basket, que es lo más importante)

sábado, 3 de septiembre de 2016

Me consuela saber que solo yo leo esto.
Además lo escribo yo, luego lo releo, y analizo qué pasaba por mi cabeza en ese momento (porque mi cabeza pasa por muchas faces diarias).
El punto de todo esto, es que no sé lo que me pasa. No entiendo si estoy pasando las etapas con un gran nivel de madurez, o hay algo que va mal. La verdad es que te busco en todos, y me cuesta enfrentarme a los hechos tan crudos, porque en el fondo de mis pensamientos, de mis análisis y conclusiones, no cabe la idea de que las cosas sean así de grises.
Sigo esperando una clave que desbloquee estos supuestos, que me demuestre que no te puedo cambiar por nadie mas.

jueves, 28 de julio de 2016

Hoy salvé una tijereta.
No sabía bien al comienzo por qué me dieron ganas de salvarla. A veces cuando cuento estas cosas las personas me tildan de "sentimentalista", y creo que va más allá de eso, aunque sí, puede que lo sea y no creo que haya nada malo con eso.
Al final de cuentas, ¿qué es la vida de una tijereta en un baño de visitas? Me sentí como su salvadora. Alguien la sacó del baño y la llevo al pasto... ¿Le importará? ¿Significará algo cambiar y ver otro mundo? ¿Me estaré volviendo weona?
Siento que cada vida vale lo mismo, y es verdad, a veces también mato bichos sólo porque me molesta su presencia. Y ¿cuál es la diferencia entonces entre la vida de la tijereta y la vida humana? Hablando en un rango universal. Probablemente seamos tijeretas y por eso todos los días muere gente que probablemente le molestó a alguien más... ¿y entonces?

No sé si deje de matar bichos, soy floja y cobarde.