Hoy, después de tanta wea, me doy cuenta de que en vez de haber evolucionado en una mejor versión de mi, intenté alejarme de mi misma lo más posible.
El problema es el siguiente: me gusta el ahora. Me gusta estar feliz sin tener que pensar demasiado las cosas, relajarme, vivir del recuerdo pasajero, qué sé yo. Pero ahora leyéndome, siento que hay una parte de mi que se quedó olvidada en lo más profundo de la caótica adolescencia.
A mi me gustaba escribir, me gustaba la música rara (ya no la quiero escuchar más, me apesta), me gustaba vivir en una nube, y a la vez no me gustaba nada de eso. Lo odiaba, lo odio.
He llegado a pensar incluso que las personas tristes son más inteligentes, o al revés, que las personas inteligentes tienen muchos motivos para estar tristes. Si nos vamos en la reflexión, de hecho, fácilmente nombro aquí y ahora 3 razones para dejar de creer que hoy es un día la raja. Y con respecto a esas tres razones, puedo escribir un libro, hacer una pintura, fundar mi propio partido político, y mandar todo a la mierda si quisiera.
Igual me voy por las ramas, pero resulta que las cosas se me están complicando, porque quiero ser feliz y quiero ser reflexiva otra vez. La verdad es que no es que haya dejado de serlo, simplemente logré que cada reflexión, cada canción, cada escena de película antigua que me hiciera pensar en esto, desapareciera en dos segundos, en volá menos.
Estoy cagá de sueño, y escribo con coa pa alejarme aún más de lo que era antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
#