Musitó unas palabras en su mente mientras la bengala fugitiva se escapaba por el cielo embriagado de un color vinotinto que generalmente ignoraba. Sus músculos se tensaron a la espera de la huida del desconcierto por su cuerpo, y volvió en sí, deseando aquello que deseaba cada vez que alguna mágica y casi esperanzadora oportunidad se le presentaba.
Los días pasaban tan rápido cuando el sol se asomaba...
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