entonces miró sus pies y sus brazos y sus ojos que ardían en plegarias externas e infinitas, y vio correr mil quinientos árboles dentro de una arboleda que se extendía por lo circular del mundo mientras el viento cargaba recuerdos que dentro de un inyecto momentáneo jamás volvieron a doler, porque así fue y por que el oxigeno gritó y dijo que la vida no estaba hecha para el dolor.
cambiar el mundo viene desde mucho más profundo que una simple propuesta o protesta, viene desde adentro de cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
#