
Un sin fin, un centenar, un millón.
La doctrina era simple, la rutina era básica, el amor era plástico y el frío era intenso aún en los más cálidos días del verano.
Miramos en busca de algo, y en la nada encontramos un átomo de intriga e incandescencia que llenó por algunos minutos el dilema de agujeros danzarines dentro de mis, nuestros, sus pulmones.
Un suspiro suspicaz, y palabras y expresiones e historias que contar para un escritor, y cuadros que pintar para un pintor, y paisajes que fotografiar para un fotógrafo y un poco de esperanza y ego para la crítica interna que nos extorsionaba a diario.
Frivolidad e intolerancia, y quizás algo de desesperación.
{No mires atrás en el horizonte}
cero perspectivas... como que me anime
ResponderEliminar:) lov lov ya
. . . a lo mejor siempre es así.
ResponderEliminarte quiero