
Estoy devastada, me duele la pena.
Quizás mi día no vale la intención en lo más mínimo.
Despierto con ansias de hacer un cambio fresh con un toque de café, una sutil ruptura de la rutina, y dejar de reír por todo. Quisiera aprenderlo todo, piano, fotografía, a cantar, a bailar, a debatir, y a callar. Pero simplemente el día es muy corto y apenas me alcanzan las horas para ser igual que el resto de todos.
Falta tanto, sobran tantas rutinas y lo escencial se agota por completo cuando llego a casa destrozada y tratando de reponer las ansias, esperanzas y mascaras precentables para el día próximo.
Duele
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