
Las cosas lucían un tono desaliñado y las cafeterías se persivían con un olor de las tres de la mañana.
Sentía la lluvia caer sobre mi brazos descuiertos, pero solo eran las fuertes punzadas que mi mente segía produciendo en un lapso de tiempo tan corto como en el que todo había desaparecido frente a mis ojos, que ahora parecían no estar en su lugar.
Todo estaba completamente desorbitado y nisiquiera habían personas que pudieran precenciar ese acto de confución absoluta que, muy probablemente ocurría solo en lo más profundo de mi mente.
NOTHING !
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